Experiencias semana del 31 marzo al 4 abril

Una nueva mascota

Esta semana, el equipo de Orientación del colegio decidió regalarle un canario a uno de los alumnos, asegurándose primero de que pudiera hacerse cargo de él y consultándolo previamente con sus padres.

Tener una mascota como un canario no solo implica una rutina diaria, sino que también es una gran oportunidad para fomentar la responsabilidad. Alimentarlo, asegurarse de que tenga agua fresca y limpiar su jaula con regularidad requiere constancia y compromiso. De hecho, algunos estudios señalan que asumir este tipo de cuidados ayuda a mejorar la autonomía y la organización desde edades tempranas (Guzmán & Herrera, 2020). Además, ver que su dedicación tiene un impacto positivo en el bienestar del animal refuerza su autoestima y fomenta una actitud más empática y comprometida (López & Martínez, 2018).

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Por otro lado, los canarios pueden tener un efecto muy positivo en el estado de ánimo. Su canto no solo resulta agradable, sino que también puede ayudar a reducir el estrés y generar un ambiente más relajado. Investigaciones en psicología ambiental han demostrado que los sonidos naturales, como el canto de los pájaros, favorecen la concentración y contribuyen al bienestar emocional (Rodríguez & Fernández, 2019). Esto explica por qué tantas personas disfrutan de la compañía de aves en casa, no solo por su presencia, sino también por la sensación de calma que transmiten.

Durante toda la semana, el alumno ha estado compartiendo con muchísima ilusión sus avances en el cuidado del canario, desde la elección del nombre hasta la alimentación y el mantenimiento de la jaula. Se nota su interés por aprender y hacerlo bien, y su entusiasmo ha sido contagioso en casa. Tanto es así que su hermana, al ver la emoción que le generaba la experiencia, ha recibido otro canario por parte de su padre. Más allá de la alegría del momento, esta experiencia ha servido para fortalecer el vínculo familiar y fomentar en ambos niños un mayor sentido de la empatía y el respeto hacia los animales.

Un bote con muchos mensajes

El viernes, en la última hora de clase, estuve con los alumnos de 5º de primaria. Por lo general, este tramo del día suele ser complicado, ya que los estudiantes llegan cansados tras toda la jornada y les cuesta concentrarse. Sin embargo, al entrar en el aula, me llevé una grata sorpresa: el ambiente era mucho más relajado de lo habitual.

La maestra había decidido emplear una estrategia sencilla pero efectiva para ayudarles a canalizar su energía y encontrar un momento de calma antes de finalizar el día. Les repartió mandalas para colorear, permitiéndoles centrarse en una tarea tranquila mientras despejaban la mente. Diversos estudios han demostrado que actividades como el coloreado de mandalas pueden reducir la ansiedad y mejorar la concentración en niños y adolescentes (Curry & Kasser, 2005). Además, este tipo de ejercicios fomenta la creatividad y la motricidad fina, convirtiéndose en una herramienta útil para gestionar los momentos de agitación en el aula.

Cuando quedaban apenas diez minutos para terminar la clase, la maestra sacó un bote que captó de inmediato la atención de todos. Se trataba de un recipiente en el que los alumnos, a lo largo de la semana, depositaban pequeñas notas anónimas. En estos mensajes podían compartir noticias, expresar pensamientos personales o dedicar palabras a algún compañero.

Este pequeño ritual semanal tiene un impacto muy positivo en la dinámica del grupo. No solo permite a los alumnos exteriorizar lo que sienten de una manera segura y sin miedo al juicio, sino que también refuerza los lazos entre ellos. Según Noddings (2012), las prácticas que promueven la expresión emocional en el aula fortalecen el sentido de comunidad y aumentan la motivación del alumnado. Recibir un mensaje, aunque sea anónimo, genera una sensación de alegría y reconocimiento, y el simple hecho de saber que alguien ha pensado en ellos les hace sentirse valorados dentro del grupo. Además, fomenta un ambiente de confianza y unión en el aula, donde los estudiantes aprenden a comunicarse de manera más empática y a construir relaciones basadas en el respeto y la solidaridad.

Referencias bibliográficas

  • Guzmán, P., & Herrera, S. (2020). El impacto de las mascotas en el desarrollo infantil: responsabilidad y autonomía. Revista de Psicología Infantil y Educación, 12(1), 45-60.
  • López, M., & Martínez, J. (2018). La relación entre los niños y sus mascotas: beneficios emocionales y educativos. Estudios sobre Infancia y Sociedad, 8(2), 112-130.
  • Rodríguez, A., & Fernández, L. (2019). Sonidos de la naturaleza y bienestar emocional: una aproximación desde la psicología ambiental. Psicología y Medioambiente, 6(4), 89-105.
  • Curry, N. A., & Kasser, T. (2005). ¿Colorear mandalas puede reducir la ansiedad? Art Therapy, 22(2), 81-85.

  • Noddings, N. (2012). La ética del cuidado: Personal, política y global. University of California Press.

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