Diversidad cultural y educación intercultural

Diversidad cultural en la escuela

Esta semana el tema del blog propuesto gira en torno a la diversidad cultural, la religión y otros aspectos que nos invitan a reflexionar sobre el respeto, la convivencia y el papel de la escuela como espacio común. Me ha parecido una temática muy interesante ya que conecta directamente con la realidad del aula, sobretodo en mi colegio de prácticas: un entorno donde, desde edades muy tempranas niños y niñas aprenden a convivir con quienes son diferentes, y a descubrir que, en el fondo, no lo son tanto.

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Granada, una ciudad multicultural

La provincia de Granada ha experimentado un incremento en su población extranjera en los últimos años. El 1 de octubre del 2024 se registraron 83.294 personas de origen extranjero, representando el 8,8% del total de los habitantes de la provincia, siendo el año anterior el 8,6%.

En cuanto a las nacionalidades predominantes entre la población inmigrante en Granada, destacan las procedentes de Marruecos, Rumanía, Colombia y Senegal, que contribuyen activamente al tejido social y económico de la región.  

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Conocer la realidad migratoria de nuestra provincia es un paso clave para comprender la riqueza y los desafíos de la diversidad cultural que nos rodea. Granada, como ciudad históricamente abierta y plural, acoge a personas de múltiples nacionalidades y orígenes, lo que se traduce en una gran variedad de lenguas, costumbres, religiones y formas de entender el mundo. 

La multiculturalidad en la escuela

Esta convivencia entre culturas nos invita a reflexionar sobre cómo la escuela, como espacio de encuentro y crecimiento, puede y debe convertirse en un lugar donde se valore la diferencia, se fomente el respeto mutuo y se promueva la interculturalidad como una herramienta educativa indispensable.

Como pudimos ver en la primera entrada del blog, y así lo indica el proyecto educativo del colegio, La Inmaculada del Triunfo cuenta con una gran riqueza multicultural y multinacional,  entre el alumnado matriculado en el centro, tenemos 25 nacionalidades distintas representando, aproximadamente, la mitad del alumnado.

Como centro educativo de identidad católica, acoge a su alumnado desde una propuesta pedagógica basada en el respeto, la inclusión y los valores del Evangelio. Lejos de excluir, su carácter religioso sirve de base para promover una educación integral donde se fomenta el diálogo, la empatía y la convivencia pacífica entre personas de distintas culturas y creencias. Esta visión queda reflejada en su Proyecto Educativo, especialmente en los objetivos generales de la etapa de Primaria, que incluyen el compromiso de “conocer, comprender y respetar las diferentes culturas y las diferencias entre las personas, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres, y la no discriminación de personas por motivos de etnia, orientación o identidad sexual, religión o creencias, discapacidad u otras condiciones.”

Desde el ámbito pedagógico, el centro presta especial atención a la diversidad del alumnado, no solo en relación con sus capacidades físicas e intelectuales, sino también en cuanto a sus diferencias culturales o religiosas. Esto se traduce en prácticas inclusivas, actividades interdisciplinares y espacios de diálogo que buscan que cada niño o niña se sienta valorado y respetado. En cuanto al ámbito convivencial, el colegio vela activamente por el respeto a las libertades individuales y colectivas, promoviendo la no discriminación por razón de raza, sexo, religión o condición social.

Multiculturalidad vs Interculturalidad

Llegados a este punto, es importante diferenciar dos conceptos que a menudo se confunden: la multiculturalidad y la interculturalidad. La primera hace referencia a la coexistencia de diferentes culturas en un mismo espacio, sin que necesariamente exista interacción o intercambio entre ellas. Es decir, las culturas conviven, pero cada una permanece en su espacio propio.

En cambio, la interculturalidad da un paso más allá: implica el diálogo, el encuentro y el aprendizaje mutuo entre culturas. Supone reconocer al otro no solo como alguien “diferente”, sino como alguien de quien podemos aprender y con quien podemos construir juntos una sociedad más justa. En este sentido, el objetivo no es que todos seamos iguales, sino que todas las identidades puedan convivir en igualdad de condiciones. La escuela, desde su labor educativa, debe facilitar este tránsito de la multiculturalidad a la interculturalidad, promoviendo espacios reales de intercambio, reflexión y crecimiento común.

Un claro ejemplo de esta apuesta por la interculturalidad lo constituyen las jornadas multiculturales que se celebran cada año en el colegio La Inmaculada del Triunfo. Estas jornadas, que pueden verse reflejadas en vídeos y entradas del blog del centro, son una oportunidad única para visibilizar la riqueza cultural de la comunidad educativa. Durante varios días, el colegio se transforma en un espacio de celebración, donde las familias son invitadas a compartir aspectos de sus culturas: desde comidas típicas, música, trajes tradicionales o cuentos populares, hasta talleres y exposiciones que invitan al diálogo y al descubrimiento.

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Estas jornadas no solo permiten conocer otras realidades, sino que también empoderan al alumnado al ver valoradas sus raíces y tradiciones en el entorno escolar. Se crea un ambiente de fiesta y aprendizaje compartido, donde la diversidad se convierte en un punto de unión y no de separación. Este tipo de iniciativas refuerzan el sentido de pertenencia, fomentan la autoestima cultural y contribuyen, sin duda, a construir una comunidad educativa más cohesionada y respetuosa.

Identidad y pertenencia: claves para el desarrollo personal

Para muchos niños y niñas de familias migrantes, la escuela se convierte en un espacio clave en la construcción de su identidad. Allí, no solo aprenden conocimientos, sino que también negocian continuamente entre su cultura de origen y la cultura del entorno. Es fundamental que la escuela reconozca y valore esas identidades múltiples, y que no imponga una única forma de “ser” o “sentirse parte” del grupo. Sentirse aceptado tal y como uno es, sin tener que renunciar a su lengua, a sus costumbres o a sus creencias, es esencial para el bienestar emocional y social de los menores.

En este sentido, prácticas como la incorporación de cuentos de distintas culturas, celebraciones de festividades diversas o la invitación a las familias a compartir elementos de su cultura en el aula, son acciones sencillas pero poderosas que ayudan a construir puentes entre culturas y a reforzar el sentimiento de pertenencia.

Una muestra concreta del valor de la diversidad cultural en nuestro centro ha sido la reciente celebración del Ramadán, una festividad muy importante para muchas de las familias del colegio, especialmente aquellas de origen marroquí, que constituyen una parte significativa de nuestra comunidad educativa. Durante este mes, hemos podido observar cómo desde el centro se respeta y acompaña esta vivencia, sin juzgar ni invisibilizar su significado. De hecho, el último día del Ramadán, también conocido como Eid al-Fitr, un número considerable de alumnos no acudió al colegio, al tratarse de una fecha muy especial en la que las familias se reúnen y celebran el fin del ayuno.

Lo más bonito de esta experiencia ha sido lo que ocurrió al día siguiente: algunos niños y niñas regresaron al aula compartiendo cómo habían vivido esta festividad en casa. Trajeron dulces típicos, pequeños detalles o regalos para sus compañeros, y explicaron con aspectos de su cultura.

Fue un momento muy valioso para todos, que demuestra cómo la convivencia intercultural no solo es posible, sino enriquecedora. Este tipo de situaciones refuerzan el papel de la escuela como un lugar donde todas las culturas tienen cabida y donde el aprendizaje va más allá del currículo, construyéndose también a través de las experiencias compartidas y del reconocimiento mutuo.

Reflexión: 

La multiculturalidad nos rodea y nos transforma, ofreciéndonos la oportunidad de aprender unos de otros. No se trata solo de coexistir, sino de construir juntos, de encontrar puntos en común sin perder nuestra identidad. En la escuela, la diversidad cultural no debe ser un obstáculo, sino una herramienta para el crecimiento, el respeto y la empatía. Cuando las diferencias se celebran en lugar de segregarse, la convivencia se vuelve más rica y significativa para todos.

Referencia bibliográfica: 

Aguado Odina, M. T. (2003). Pedagogía intercultural. McGraw-Hill.

González García, P. (2018). La diversidad cultural en el aula de educación infantil: El reto de la escuela inclusiva. Universidad de Alicante.

Ministerio de Educación y Formación Profesional. (2020). Educación intercultural y diversidad. BOE.
UNESCO. (2017). Guía para la inclusión educativa: Garantizando el derecho a la educación para todos. UNESCO.

Universidad de León. (2013). Libro blanco de la educación intercultural. FETE-UGT


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